Ya lo veníamos diciendo, pero estudios de científicos españoles, comprobaron que el consumo moderado de cerveza no sería el responsable de los gases… Es decir, no es la que hincha… ¿Qué les parece? Veamos a continuación, de qué se trata:
Vía: ElMundo.es / LaVanguardia.com
Durante años hemos estado culpando a la cerveza de nuestros males digestivos y resulta que, según los últimos estudios científicos, estaría libre de toda culpa. Sí, así como lo lee. La chela no hincha.
Esta conclusión surge del estudio «Influencia de la ingesta de cerveza sobre la fisiología gastroesofágica y síntomas digestivos postprandiales», realizado por el profesor Enrique Rey Díaz-Rubio, Jefe de Servicio del aparato digestivo del Hospital Clínico San Carlos y profesor del departamento de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.
Dicho de forma más sencilla, la investigación se abocó a revisar cómo se apreciaba y comportaba la chelita en nuestro estómago.
El estudio se realizó con un grupo de adultos sanos mayores de 18 años de edad (10 para el caso de la cerveza tradicional y 20 en el caso de la sin alcohol).
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BENEFICIOS DE LA CERVEZA PARA LA SALUD
La cerveza (tanto con o sin alcohol), aparte de calmar la sed y levantar el ánimo tiene un gran abanico de beneficios para nuestra salud; eso sí, nunca debe convertirse en una excusa para sobrepasar los límites de moderación recomendados: una al día para las mujeres y dos para los hombres.
Conclusiones
El objetivo principal fue evaluar si es que el consumo moderado de cerveza se asociaría con la generación de síntomas digestivos altos como acidez, regurgitación y saciedad precoz en el período posterior a las comidas.
Y la conclusión fue rotunda: el consumo moderado no aumenta los episodios de reflujo gastroesofágico gaseoso en personas sanas.
«No hay diferencia tampoco entre los que la consumen con alcohol y los que no», añade el doctor Enrique Rey, agregando que «comparamos el efecto entre quienes se tomaban 33 cl (un tercio o dos cañas) de cerveza 15 minutos antes de comer y quienes tomaban la misma cantidad de agua».
¿El resultado? «Desde un punto de vista objetivo, la cerveza no provocaba más gases, ni más reflujo gástrico ni más acidez en el estómago«. Tampoco dos horas después de la comida, se apreció una peor digestión o «una acomodación gástrica más complicada».
El Dr. Enrique Rey explicó que “en una situación real, la cerveza no parece promover los síntomas dispépticos, aquellos que provocan una digestión pesada y de reflujo cuando es consumida de forma moderada, es decir, 2 cañas al día para los hombres y 1 para las mujeres”.
La investigación fue publicada en la revista científica «International Neurogastroenterology and Motility», una de las más prestigiosas en fisiología digestiva.
Consumo moderado
El estudio apunta, además, que el consumo de cerveza moderado tampoco provoca trastornos gastrointestinales o de sensibilidad gástrica que alteren la digestión, otro de los grandes mitos que con la evidencia científica ahora queda derribado.
Y es que, al fin y al cabo, no es tan mala como creemos ya que se trata de una bebida natural que forma parte de la Dieta Mediterránea. Así lo explicó el Dr. Jesús Román, Portavoz del Centro de Información Cerveza y Salud y Profesor de Nutrición y Dietética.
A lo anterior, agrega que “el consumo moderado de cerveza puede formar parte de una alimentación equilibrada debido a las propiedades que le confieren su baja graduación alcohólica y las materias primas con las que está elaborada”.
¿De dónde parte el mito, entonces? «Tener molestias en el estómago es algo frecuente. Es fácil relacionarlo con lo que has bebido en ese momento, y más si es una bebida con gas, como es el caso de la cerveza», concluyó el investigador.
¡La ciencia vuelve a poner las cosas en su lugar! ¡Salud!
Tal como nos enseñó el gran Kinnikuman: «No necesitamos la ventilación de un gas».