En la histórica cervecería de Pilsner Urquell se conserva una técnica que mantiene viva una de las profesiones más antiguas del país y preserva el sabor original de la cerveza. Y para realizar el tradicional tratamiento con resina de los barriles de roble se siguen reclutando jóvenes toneleros.
Fuente: Radio Prague Internarional
Cada otoño, en la ciudad de Pilsen, al oeste de la República Checa, se revive una tradición que forma parte del alma cervecera del país. En la histórica cervecería de Pilsner Urquell, los toneleros inician el ritual anual de fabricación y mantenimiento de barriles de roble, una práctica centenaria que no solo conserva un oficio casi extinto, sino que también garantiza la calidad única de una de las cervezas más emblemáticas del mundo.
Durante esta ceremonia, los nuevos miembros del equipo reciben un “wate” o un golpe simbólico en su cabeza, sobre el barril que ellos mismos han elaborado. Es una especie de bautizo artesanal que marca el final de tres años de formación intensiva y el ingreso oficial al selecto grupo de toneleros, actualmente compuesto por ocho personas.

Uno de los momentos centrales del proceso es la aplicación de resina en el interior de los barriles. Según explicó Petr Tůma, responsable de oficios tradicionales históricos de la cervecería, esta etapa es esencial para desinfectar los barriles y conservar el sabor de la lager.
“Vertemos aproximadamente 40 litros de resina calentada en cada barril. La resina tiene una temperatura de 200 grados. Usamos tres tipos de resina de pino, además de parafina y aceite medicinal. Si usáramos solo resina, sería demasiado frágil para el uso de los barriles”.
Para lograr una distribución uniforme, los toneleros tapan el barril y lo giran completamente en un proceso tradicional conocido como štorcování. Posteriormente, eliminan el exceso de resina antes de dejar reposar el barril, que puede llegar a pesar hasta una tonelada.

El Tonelero
El oficio de tonelero requiere una base sólida en carpintería o ebanistería, seguida por años de aprendizaje práctico. Jan Fencl, de 37 años, es uno de los más recientes en completar este proceso. Tras recibir su certificado de oficial y su libro de aprendiz, pasó a formar parte del equipo bajo la tutela del maestro tonelero Karel Hofman, posicionándose como el octavo tonelero certificado por Pilsner Urquell. Durante la ceremonia de bienvenida, Fencl explicó a la Radio Checa cómo fue su camino para llegar a este oficio tradicional.
“Soy carpintero de formación. Cuando estaba más o menos en tercer curso, leí por primera vez un artículo en el periódico sobre los toneleros locales de Pilsen, y me dije que algún día me gustaría dedicarme a ese oficio tradicional. Pasaron muchos años hasta que adquirí la experiencia necesaria y pude siquiera postularme para ese puesto. Luego solo hizo falta un poco de suerte, y acabé formando parte de un gran equipo de toneleros”.
Bednáři Plzeňského Prazdroje, kteří jsou zřejmě poslední bednářskou partou pracující přímo v pivovaru, dnes mezi sebe přijali nového člena. Sedmatřicetiletý Jan Fencl byl po třech letech v učení a složení tradiční zkoušky oficiálně pasován na bednáře. https://t.co/rx7aR3swfx pic.twitter.com/3GY5s7aIwv
— Plzeňský Prazdroj (@Plzen_Prazdroj) September 9, 2025
Un wate y cerveza
Al finalizar la ceremonia, Hofman le dio una palmada en la cabeza como símbolo de aceptación, tras lo cual, Fencl sirvió cerveza desde un barril que él mismo había fabricado, brindando con sus nuevos compañeros.
Aunque la modernidad ha transformado muchos aspectos de la industria cervecera, y la mayoría de la cerveza Pilsner se produce hoy con tecnologías avanzadas, en su ciudad de origen todavía hay un rincón donde el saber artesanal define la calidad del producto.
Allí, en los subterráneos de la fábrica, los visitantes de las visitas guiadas pueden degustar una de esas cervezas elaboradas al estilo tradicional, conservada en los barriles de roble que cuidan los ocho toneleros de Pilsen.