El sector cervecero alemán enfrenta uno de sus momentos más complejos en décadas. Cuáles son los aspectos de la sociedad que llevaron a un cambio inesperado. Y qué piensan para recuperar la plaza.
Fuente: Tageblatt
Alemania, reconocida mundialmente como la cuna de la cerveza, enfrenta un descenso en la venta de esta bebida. Un reciente informe muestra que durante la primera mitad del año, las ventas en el país llegaron a su nivel más bajo desde que se recopilan estadísticas, en 1993.
Esta situación refleja una transformación profunda en el consumo de cerveza dentro del país y abre el debate sobre las causas y consecuencias para la industria cervecera alemana.
Reducción histórica en las ventas y consumo per cápita
Según datos del Oficina Federal de Estadística de Alemania, durante los primeros seis meses de este año se vendieron aproximadamente 3,9 mil millones de litros de cerveza, lo que representa una caída del 6,3% respecto al mismo período del año anterior. Este es el nivel más bajo registrado en más de 30 años.
La venta nacional descendió un 6,1%, alcanzando los 3,2 mil millones de litros, mientras que las exportaciones también bajaron un 7,1%. La reducción en el consumo interno es comparable a la caída que ocurrió en 2020 durante la pandemia de COVID-19.
El consumo promedio por persona bajó de 112 litros en 2005 a menos de 90 litros en la actualidad, lo que dejó a Alemania en el octavo puesto mundial en consumo per cápita. Hasta hace unos años, el país ocupaba la primera posición, desplazado hoy por la República Checa.

Los expertos atribuyen esta caída a varios factores: el envejecimiento de la población, una mayor conciencia sobre la salud, y cambios en los hábitos de las generaciones más jóvenes, que optan por reducir el consumo de alcohol.
Además, el sector gastronómico, fundamental para la venta de cerveza, mostró una disminución importante en las ventas, mientras que el consumo de vino tuvo una caída menos pronunciada. En palabras de Falker Kuhl, director de la cervecería Beltins, “la preferencia básica por la cerveza persiste, pero ya no existe el deseo de consumir tres o cuatro vasos por ocasión”, reflejando una tendencia hacia un consumo más moderado.
Cabe destacar también que el 9% de la cerveza vendida en Alemania es sin alcohol, y su demanda crece de forma constante. En 2024, apareció en Múnich un bar al aire libre dedicado exclusivamente a la venta de cerveza sin alcohol, lo que evidencia este interés.
El impacto en la industria cervecera alemana y el mercado internacional
La situación del mercado cervecero alemán genera preocupación. El contexto internacional tampoco es sencillo. Las tensiones comerciales, como la guerra arancelaria iniciada durante la administración del expresidente estadounidense Donald Trump, complican el panorama para las exportaciones.
El informe BarthHaas, empresa líder en el suministro de lúpulo y productos relacionados, indica que aproximadamente 100 cervecerías en Alemania cerraron en los últimos cinco años, y que esta tendencia podría continuar.
En contraste con la caída alemana, la producción mundial de cerveza registró una baja leve de 0,3%, alcanzando 1.875 millones de hectolitros. Según el informe BarthHaas 2024/2025, algunas regiones lograron incrementos en su producción, mientras otras mostraron descensos.
Alemania perdió el quinto lugar en producción mundial, desplazada por Rusia, que incrementó su producción un 9% y se ubicó en el quinto puesto. Los primeros cuatro lugares se mantienen sin cambios: China, Estados Unidos, Brasil y México.
En Europa, la producción creció un 1,1%, con un total de 514,2 millones de hectolitros, pero la Unión Europea tuvo una caída del 1,0% hasta 339,8 millones de hectolitros. Este crecimiento se debe principalmente al aumento en Rusia y al desempeño positivo del Reino Unido, que subió un 5,6% hasta 36,1 millones de hectolitros.
En América, la producción bajó un 1,3%, llegando a 617 millones de hectolitros. En Estados Unidos la caída fue del 4,8%, con 184,5 millones de hectolitros. Brasil también sufrió una leve disminución del 1%, mientras México creció un 1,8%.